Joan Miquel Oliver y compañía "han resumido" sus primeros diez años de carrera. Doble cedé, veinte canciones, donde el quinteto mallorquín ha querido acompañarse de la Sinfónica de Bratislava y la batuta de Miquel Àngel Aguiló para reinterpretarse a sí mismos. Para deconstruirse y volverse a inventar a golpe de orquesta."La selección de los temas fue sencilla. Escogimos los que más nos gustan, los que ahora estamos tocando en directo". Oliver, rápido y claro, como no podía ser de otra manera. Consta una selección que se nutre especialmente de Alegria, Taxi y Batiscafo Katiuscas, los trabajos más recientes de la banda.
La magnificencia que los cincuenta miembros -cuerda y viento- del conjunto sinfónico podía transmitir al proyecto ha quedado reducida, voluntad expresa de la banda, a la mínima expresión. "Hemos utilizado la orquesta como un instrumento más. Queríamos huir de su belleza, de su reverberación". Oliver, que aseguró que Coser i cantar "es un disco muy doméstico y con mucha improvisación", explicó que el material grabado en Bratislava pasó después -"una vez en casa"- por el túrmix de su estudio de grabación "para hacerlo lo más pop posible"
fuente: http://www.diariodemallorca.es
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